Título de La Nación - 15/06/2022 06:54:05

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La aeronave se quedó en Ezeiza porque no tiene combustible. Solo por eso. Si hubiera contado con el combustible necesario, ya no estaría aquí, donde aterrizó todas las veces que quiso

Las opciones no son muchas: o existieron dosis desmesuradas de torpeza e ineptitud por parte del gobierno argentino o hay una enorme complicidad con los gobiernos de Venezuela e Irán. Tal es la única conclusión posible del caso del enorme avión (un Jumbo 747 en su versión más moderna) que recorrió la Argentina del derecho y del revés, que aterrizó tres veces en aeropuertos locales y que no pudo irse porque simplemente no tenía combustible. Solo una denuncia judicial de la oposición, luego de que el avión fuera detectado por aficionados de la aviación en Córdoba, retuvo en Buenos Aires a la máquina y su tripulación. El hecho podría parecerse a la estupidez de una policía vencida por los ladrones, pero el caso se parece más a un drama que a una comedia. Los gobiernos kirchneristas han tenido -y tienen- una relación especial con los regímenes autocráticos que gobiernan en Irán y Venezuela. La Argentina de Cristina Kirchner llegó a firmar un memorándum de entendimiento con Irán para esclarecer el criminal atentado a la AMIA de 1994, cuando es Irán el acusado por la justicia argentina de ser el culpable de aquella masacre. Imposible encontrar en la historia un disparate jurídico y diplomático de parecido tamaño. El actual presidente argentino estuvo defendiendo al dictatorial gobierno de Venezuela hasta la semana última, en la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, justo en los mismos días en que Nicolás Maduro se reunía en Teherán con el presidente de Irán, Ebrahim Raisi. Luego, Maduro escribió empalagosos tuit de elogios sobre el jerarca iraní. Esos son los hechos objetivos que enmarcan el affaire del avión, que el Gobierno no puede explicar sin caer en sucesivas contradicciones.

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